Hoy hace años que Syd Barrett vino al mundo, que es mucho más que hablar de su muerte, de su enfermedad y de todo ese morbo que nunca leerás en estas nubes. ¡El señor Floyd hubiera cumplido 66 años! Para celebrar su nacimiento te ofrecemos lo siguiente...
UNO: Puedes irte a Soundcloud para escuchar la entrevista al que lleva el timón de SOLO EN LAS NUBES, donde revelará algunos ases de su manga, entrevistado en
RADIOPOLIS junto a su primo
Jesús Calderón, compositor de bandas sonoras.
DOS: Vamos a compartir con todos una anécdota que le ocurrió a una amiga que he hecho recientemente, y se llama Eva Wijknet, de Holanda. Y es que el mundo de la música es una realidad. Para probarla, no hay más que pasar por un concierto, comprar (¡!) un CD, encontrarte con tu ídolo por casualidad o no, o… que te ocurra lo que le ocurrió a Eva. Los sucesos que vas a leer a continuación tienen ya un tiempo, y aún en vigencia, han sido reproducidos con anterioridad en Pink Floyd Fans Nederlands y The Holy Church of Iggy The Inuit. Por curiosa, hacemos echoes de ella aquí también.
PERO ANTES del texto, un regalito para descargar.
Un clic en la imagen de abajo...
Esperamos que os guste...
Eva Wijkniet:
Mi proyecto de Syd (Roger) Barrett
A veces ocurre que algunos años dan más que recordar que otros. 2011 fue de este segundo tipo para mí.
En realidad todo comenzó en 2010 cuando contacté con los creadores de
"Barrett Book", no personalmente, sino a través de medios sociales, como se hace hoy en día.
Yo había visto ya hace tiempo antes un
episodio de
"The Seven Ages Of Rock" que se centraba en los orígenes del rock psicodélico, y en particular del primer miembro principal de Pink Floyd. Conocía la banda, pero no estaba interesada en su famosa obra. Pero me enganché del todo al televisor cuando vi este documental como una abeja a un tarro de miel.
¿Quién era esta figura?
¿Qué era ese sonido?
¿Qué era esa historia tan especial y por qué no la conocía?
Tuve que profundizar; mi proyecto de investigación “Syd (Roger) Barrett” comenzó.
Primero leí algunos libros como
"A Very Irregular Head" de Rob Chapman y "Dark Globe" deJulián Palacios, y tras otros, estos (todos en inglés) resultaron los mejores en mi opinión. ¿Qué tenía de especial este hombre? ¿Cómo es que este hermoso y brillante hombre desapareció de la faz de la tierra antes de que el mundo se postrara a los pies de esta megabanda?
Era pintor
Era guitarrista
Estaba loco
Fue víctima del LSD…
Se volvió un ermitaño
Cientos, miles de historias sin confirmar
¿Qué ocurrió entonces?
Por así decirlo, quedé completamente fascinada por mi objeto de investigación
Meses en internet Facebook le siguieron, y tras un tiempo, descubrí la página de Essential Works donde Russell Beecher y Will Shutes se afanaban en compilar información para un libro acerca de Syd.
Sería un repaso visual completo de Barrett as como artista. Un libro de fotos nunca antes vistas y un compendio de su obra artística. Incluiría cartas (de amor) de cuando joven, llenas de sus expectativas en la vida, buscando su sentido, buscando afirmarse en las mujeres que amaba, inseguro de sus habilidades musicales en su grupo de estudiantes con Roger, Nick, Rick y Bob.
Para publicar esto, los autores buscaron apoyo.
Durante meses mandé twitters y mensajes de Facebook frenéticamente. Era noviembre de 2010, y desde arriba llegó la respuesta… ¡El libro se iba a publicar! Para darnos las gracias por nuestro interminable número de mensajes, los primeros que encargaron con antelación el libro fueron incluidos en la llamada “Lista de honor”.
¡Y el libro apareció a principios de 2011! Llevó por título "Barrett: La guía visualdefinitiva de Syd Barrett, de Pink Floyd"
Estaba superorgullosa y vi mi nombre entre otros muchos.
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Idea Generation, galería de arte. |
¡Y... habría una
exposición! ¡Claro que tenía que ir! Fui a Londres y con dos grandes amigas.
En marzo de 2010, tres simpatiquísimas amigas (de más de treinta, pero con la mentalidad de adolescentes de quince que se iban de viaje) nos subíamos a un avión hasta Londres. Aquella misma tarde, miraba a una pintura de una tortuga (una reproducción que luego pasaría a formar parte de mi pared de casa), fascinada mirando las cartas que Syd escribía a sus novias (de las cuales, conocería a una) y fotos de los comienzos de Pink Floyd… Había un mosaico con dos guerreros, obras abstractas en rojo y azul, pequeños paisajes en acuarela, esbozos en tinta de un niño...
Tras diez minutos, mis amigas ya estaban cansadas. No sentían la misma conexión y fascinación que yo por Syd Barrett... Me encantó la exposición, y dos días después volví sola.
Por Facebook había conocido a Libby Gausden Chisman, el primer amor de Syd.
Es una persona excepcional de sesenta y algo años, que no la frena para nada manejar las posibilidades de Facebook. Tuvo la amabilidad de hacer amistades con los que apoyamos el libro.
Cuando supo que pasaría mis vacaciones el la costa inglesa con mi familia, insistió en que la visitara.
Tras intercambiar direcciones y números de teléfono mi marido, hijo, suegros y yo, todos en un coche, partimos hacia Reino Unido
Libby y Neil (su marido) viven de camino a donde íbamos, sin embargo aún dudaba en ir a invadir su hogar con mi marido y familia, además que era la hora de la cena. Llamé para asegurarme de no molestar, y ella me dijo que me dejara de cumplidos, que tenía más que suficiente de comer, que teníamos que visitarla.
Llegamos a un hermoso lugar cerca de la costa inglesa. Subimos por la carretera que conducía a una puerta abierta. No quise entrar sin avisar, así que pulsé el timbre. Llegó Libby y dijo que dejó la puerta así para nosotros. Le dije que no era buena idea, después de lo ocurrido en la galería de arte. Fue ella quien me contó que al final, alguien lo tomó prestado, en lugar de robarlo. Nos saludamos como si fuéramos amigas de toda la vida, algo curioso, porque sólo nos habíamos conocido por Facebook. Tomamos café en el jardín. A ella le gustó que yo fumara (piensa que todo eso de estar en contra del tabaco es un rollo) y un arsenal de comida empezó a llegar.
El enorme pasillo de la casa estaba lleno de obras, de la cuales yo ya había visto unas cuantas, semanas antes en la galería IG, pensando que sería la única vez que ocurriera. Estaba bien equivocada. Me dejó tomar fotos de lo que quisiera, luego llegó con una maleta llena de cartas. Las había conservado durante todos estos años. La gente de la galería no las encontró suficientemente aptas y se las devolvió en una carpeta y una maleta. Muchos fans y periodistas que estuvieron allí fueron informados de que aquellas cartas estaban “perdidas”, pero esto no hizo que Libby dejara de recibirles. Muchos han estado allí, incluyendo Rob Chapman, que incluso trabajó en una de las habitaciones de esta casa. Libby no lo ha leído aún.
Encontré raro que su marido, Neil, fuera tan atento con nosotros. Libby dice que si no fuera por él, todas esas reliquias de Syd habrían desaparecido de verdad. En los setenta, incluso estuvo de acuerdo con alojar a Syd cuando le iba tan mal. La madre de Libby se interpuso por el posible peligro que podría ser para los niños de la pareja. Esta fue una de las muchas anécdotas, muchas de las cuales no pondré aquí por respeto a su intimidad. Ella sabe que Syd es algo más que los excesos de la fama y el abuso de las drogas.
Allí estaba yo, sentada con las piernas cruzadas sobre el suelo y me dio todas aquellas cartas para que las leyera, luego me llamó para ir al piso de arriba... Del ropero de su dormitorio sacó una chaqueta de cuero negra. ¿Querría yo ponérmela?
En una terraza de una antigua casa inglesa junto al mar, con palmeras en el jardín y el sonido del mar a un lado, yo vestía la chaqueta de Syd… ¡Increíble! Llevaba una chaqueta de mi ídolo, el hombre que significaba tanto para mí. Claro que no era igual que cuando tenía catorce años y casi me desmayé cuando Koen Wauters de Clouseau salió en TV (sí... todos tenemos nuestros pecados de juventud).
Esto es diferente.
Libby lo tiene claro cuando se trata de distinguir Sydiotas (horrible palabra) de verdaderos fans. "Para nosotros fue fácil, le conocíamos y fue parte de nuestras vidas. No es fácil escuchar su música y leer libros acerca de él”, suele repetir Libby. La persona rebelde que lleva en sí aparece cuando, por ejemplo habla de Syd Barrett Estate, entidad que controla las obras de arte, cartas… La organización lo controla todo, incluso si es de Libby, y la organización no quiere compartir. Para Libby, no es un problema.
Todo tiene un fin. Podríamos habernos quedado durante horas y horas, pero el viaje debía continuar. Había conocido a una nueva amiga en una experiencia única en la vida.
¿Resumiendo?
El libro se publicó
Fui a la exposición
Visité a Libby
Lo había visto todo
¿Y ahora qué?
¡Por suerte no me perdí!
Me inspiró para otros proyectos, cosas que necesito hacer. Teníamos un artista en la familia, quiero enfocar mi carrera. Será un proyecto a largo plazo. También trabajo de familia, pero de algún modo lo conseguiré.
¿Qué significa todo esto? Mucho. En especial muchas cosas que no sabría explicar, pero ahí están.
Siempre tengo a Syd Barrett en mente como inspiración
.
Gracias a:
Libby y Neil, AJ, Alex, Amy, Andre, Bill, Felix, Iggy, Jenny, Julián y a todos mis amigos de Facebook.
A Kirsten y Irma por el viaje.
Y a Sven y Bart por todo.