Mr. Duggie Fields, de profesión, artista.
El protagonista de nuestro blog no sólo atrae a otros genios creadores, sino que también estaba rodeado de ellos. Eso era fácil; eran tiempos donde la creatividad, de la mano o no de los negocios, campaba a gusto por el planeta. Duggie Fields, artista urbano de lo divino, se vio con un músico de un grupo psicodélico como compañero de piso. ¿Qué decir de los años sesenta y de el legado que aún tenemos por descubrir? Descubriremos más de Duggie Fields como artista pronto, en este mismísimo blog. Por ahora, ¿Qué tal
su página web?
Pero, ¿Qué pensaba Duggie de Syd?
Pues bien, esto, pendiente de actualizar (según su autor), fue lo que Duggie Fields escribió hace unos años acerca de Syd:
Allá En El Exterior
Empecé a escribir esto mientras veía el programa de televisión "La Jungla - ¡Soy Famoso, Sacadme de aquí!", pensando en Syd otra vez. Me choca que haya cierta analogía en lo que él vivió en su surrealista vida. De muchas maneras, en opinión de muchos, Syd se hizo famoso por su apariencia, su encanto, su inteligencia, su talento y su destreza; sin embargo, en ese caos, perdió el equilibrio. Su susceptibilidad, la sensación de hacerse más grande, la paranoia, la confusión, su ego y la inercia hicieron que se encerrara en sí mismo para no ser el centro de atención, para salir de aquí, de la jungla exterior a la interior.
Mi vida con Syd comenzó en algún momento de mediados de los sesenta, compartiendo con muchos otros un piso en Cromwell Road. Para algunos, es un lugar alarmantemente mitológico. Para mí, un hogar y centro de actividad creativa, lleno de muchos y momentos y personas sorprendentes y extraordinarios, de los que Syd era uno de los más carismáticos. Magnético y provocativo e innovador, provocativo, estimulante y divertido, y sin embargo, con el deseo de a la vez de ser el foco de atención y encerrarse tras una puerta para escapar.
A principios de 1969, vivíamos en Earls Court, y aquí sigo treinta y cinco años después, y aunque no he tenido contacto con él durante dos décadas, los ecos de su vida pasan como olas a través de la mía constantemente. El suelo de madera de esta habitación, ahora mi estudio, hace mucho que están cubiertos, pero a menudo peregrinos llamando a mi puerta esperando verla.
A veces en grupo, a veces solos, han venido de Dinamarca, Yugoslavia, Australia, con la esperanza de encontrar yo qué sé qué, atraídos por la música y el mito. He tenido a lituanos que citaban sus palabras, italianos que tocaron versiones para mí; muchas preguntas acerca de su historia, anécdotas e información en general durante años. Incluso una petición desde los Estados Unidos para interpretar canciones en el lugar donde fueron creadas. Me quedé de piedra tras el ordenador, pero agradecí los chocolates que me mandaron desde Colorado para darme las gracias más de cinco años después. Extrañas ocurrencias, sin embargo, no exentas de inspiración, como la versión house de ‘No Use Trying’.
Su obra, aunque breve, tiene una energía que aparentemente sigue cruzando continentes para inspirar a nuevas generaciones constantemente. Aunque que los mitos que rodean a su retirada a un lugar en el que esperemos que le dé más paz interior, están teñidos de tristeza por la pérdida de su luz, sin duda había magia que aún mora en la consciencia de muchos.
Syd con Mick Rock, fotógrafo de ídem.
Las fotos de la exposición del año pasado en Zolat del magnífico Mick Rock, le capturaron en un punto en el que su partida no estaba lejana. Enfundado en mi abrigo Demob espigado comprado en Brick Lane, que le estaba pequeño, con su pantalones rosa de terciopelo, sentado y desgarbado sobre el suelo de color turquesa, naranja y azul, Iggy desnuda como de costumbre as fondo. Hacen que aparezcan lejanos recuerdos en mi mente, aquí y ahora. Vivir con Syd tuvo sus cosas buenas y malas. Al igual que con la imparable fuente de mitología que es su vida, también como fue y debe ser para él.
Iggy + Syd
La creatividad tiene un precio. La necesidad de la soledad para el creador en contraste con la necesidad del artista por conseguir audiencia. El reconocimiento y el rechazo añaden tensión. El exceso de estímulo implosionando mientras el sujeto se convierte en objeto de la mitología de otros a costa de desorientarse de sí mismo.
La fama quizá sea un efecto colateral del éxito, el dinero una recompensa, pero mantener el equilibrio en el ojo de la tormenta, es posiblemente pura suerte. En el mundo real, todos somos famosos en la jungla de nuestra imaginación, y como el juego así lo demuestra, algunos llegan hasta el final, otros no. Y algunos como Syd, dejando atrás reflejos y ecos de sus vidas, se marchará a "Tierra de Nadie"
Duggie Fields, Mayo 2003 /Enero 2004
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